domingo, 27 de octubre de 2013

Las reglas de oro para la convivencia

Si quisiéramos establecer una regla universal de convivencia que nos permitiera vivir en pareja ¿Qué deberíamos ponderar más: la evitación del dolor o la administración del placer? Algunos dirían que ambas son primordiales, y estamos de acuerdo.
¿Qué sería más importante para tu convivencia de pareja: generar placer o evitar dolor? El intercambio de reforzadores es determinante para philia y el placer es imprescindible para eros. El dolor tiene un lenguaje más categórico y absolutista que el placer. La mayoría de las personas soportarían más fácilmente la ausencia del placer que la presencia del dolor: lo primero deprime, lo segundo enloquece.
Veamos algunas de las máximas de convivencia más relevantes y pensemos cuál de ellas se acomodaría mejor a nuestra vida afectiva.
1.    La madre de todas las reglas: “ama a tu prójimo como a ti mismo”. Su mandato es claro: dar la misma importancia a los intereses de otros que a los propios; ponernos en los zapatos de los demás y usarlos. Pese a su complejidad, “amar al prójimo como a nosotros mismos” nos permite entrelazar el amor de los otros con el amor propio. Amarte como me amo es aceptar que hay un “yo”, es reconocerme como un ser legitimo que merece ágape y lo otorga.
2.    “Tratemos a los demás como nos gustaría que nos trataran”. Aparentemente la premisa no tiene objeciones. Tiene un pero. Bernard Shaw, citado por Savater, lo señalo claramente: “no siempre hagas a los demás lo que desees que te hagan a ti: ellos pueden tener gustos diferentes”.
3.    Rousseau señala que la anterior regla es una máxima sublime justicia, propone en su lugar otra máxima de bondad natural, mucho menos y con menos riesgos potenciales. “haz el bien con el menor daño posible al prójimo”. Si te amo de verdad, mi primera meta, mi primer objetivo afectivo, será no hacerte sufrir.
4.    Voltaire nos sugiere otra opción para empezar a construir y cimentar cualquier vinculo social: “no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan”. Darwin llego a la misma regla de oro partiendo del instinto social. Así se desarrolla ágape: empezar por la no violencia, por la retirada del poder, por el respeto, por el dolor que nos une. No te haré nada que no quisiera que me hicieras. La regla de oro que expone Voltaire sobre la tolerancia es la antesala de ágape. No te haré sufrir ni me harás sufrir, ese es el trato para que ágape sea motivo de felicidad.  


Bibliografía
 Ama y no sufras. Walter Riso. 2003. Norma
Para que una relación amorosa funcione adecuadamente debe de haber una serie de reglas para una sana convivencia, es por ello que de alguna forma estas reglas no solo se aplican para la vida en pareja sino también en sociedad es algo importante saber que en un noviazgo en donde no hay estas reglas es muy difícil que un noviazgo funcione sin reglas porque de alguna forma ya sea consciente o inconscientemente, se ponen límites razonable para que haya una sana convivencia entre ambas personas, es importante no esperar de igual forma lo que tu das se te regrese de la misma forma, el amor es un sentimiento desinteresado que se debe de brindar sin  brindar nada a cambio sino que solamente se debe tener en cuenta que eso se da sin ningún interés en especifico sino solamente por amor. 

domingo, 20 de octubre de 2013

SUFRIMIENTO Y DOLOR

Para no hacer sufrir

 Puedes crear condiciones para que ágape se fortalezca. No subestimes sus preocupaciones, no juzgues, su sufrimiento: abre tu mente y escúchala. Descéntrate, no eres el centro del universo, afortunadamente. Métete en su mundo, esculca su ser, no como lo hacen los obsesivos o los desconfiados, sino con la serenidad que confiere ágape. Recuerda: ponerte en su lugar no es “fusionarte” hasta perder tu esencia. Es compartir, partir en dos el dolor, dos individualidades.

·         Retira aquellas exigencias que no sean vitales. Si verdaderamente amas a tu pareja, aprovecha cada minuto.

·         El egoísta siempre sufre. Por un lado vive pendiente de que no le quiten la mejor tajada, y eso cansa. Y, por otra parte, su actitud genera rechazo social, por lo que suele terminar sus días en la más absoluta soledad.

·         Recuerda que ágape no implica ir en contra de tu dignidad. De lo que se trata es de que seas capaz de desprenderte de algunos privilegios, si eso le hace bien a tu pareja.

·         No olvides que ágape es ternura. El amor agápico rescata el lenguaje natural del amor. Quizás el miedo o la vergüenza te frenen, pero el miedo se vence enfrentándolo un poco, positivamente, por amor.
·         Genera a tu alrededor una lluvia de afecto entre las personas que amas.

El dolor que nos une

El dolor se dispara con mayor facilidad y persiste por más tiempo que el placer; los seres humanos somos especialmente sensibles al sufrimiento. Placer y dolor: cara y cruz de la existencia. El dolor nos empuja hacia dentro y nos aísla del mundo. Un enamorado entregado plenamente  el goce del amor es poco menos que un ente abstracto, pero ante la posibilidad de perder a su amada, el mismo individuo saltaría como un resorte e intentaría restaurar el control afectivo.

Theilard de Chardin afirmaba que existe una ley natural que dice que todo éxito se paga con un gran porcentaje de fracasos. Para Kant el dolor es una especie de bendición que nos salva del orgasmo letal que tendría lugar si el impulso. Jalil Gibrán en un sentido similar pero más poético, decía que la tristeza no es más que un muro entre dos jardines.

Sea como sea, el placer nos acuna y el dolor nos aguijonea. No importa el sentido que le demos, la naturaleza nos cuida: cuando algo nos genera sufrimiento, todo el organismo se dispone a eliminar su causa. Lo curioso es que a veces el dolor ajeno nos duele tanto o más que el propio: un sufrimiento profundo, inexplicable  desde la biología. Es la necesidad imperiosa de ponerse en el lugar del ser amado cuando sufre.  El valor de la benevolencia: preservar y reforzar el bienestar de las personas cercanas, amadas.


Bibliografía
 Ama y no sufras. Walter Riso. 2003. Norma


Siempre cuando una pareja empieza una relación deben de fijarse límites y condiciones que deben seguir, siempre y cuando ambos están de acuerdo y es por ello que es importante que ambas partes estén de acuerdo con ello ya que lleva una serie de pasos y responsabilidades en la actualidad las parejas se llegan a ir a un extremo o al otro a que me refiero a la codependencia total o al libertinaje total lo que hace que no hayan acuerdos o una buena relación, debemos saber que las persona amada no gira a nuestro alrededor sino que también tiene una vida unas responsabilidades así que no hay que hostigarla, pero igualmente al lado contrario no hay que olvidarla es una relación poco absurda pero lo que debemos de hacer es poner muto acuerdo y dedicar el tiempo necesario tanto uno como el otro sin claro dejar obsesionarnos por las cosas, la confianza es fundamental y debes saber que si tu pareja te pide su espacio no es porque no te amé sino porque ambos lo necesitan son pareja, pero cada uno tiene cosas diferente que hacer , son seres individuales con responsabilidades, claro esto no conlleva que te debes de olvidar de tu pareja, dedícale tiempo de calidad no de cantidad y sobre todo no pienses que él o ella no tienen problemas pero no seas egoísta con esa persona, muchas veces es más fuerte el dolor en una pareja o la costumbre de estar juntos lo que realmente los une a lo que el amor los puede unir es por ello que deben reflexionar sobre que realmente los une un amor limpio sin egoísmos ni barreras o la costumbre y el dolor que cada uno ejerce sobre el otro. El amor es algo puro y debe de brindarle tiempo de calidad y no de cantidad.

domingo, 13 de octubre de 2013

El amor conlleva se propia disciplina

No te merece quien te lastima, no te ama quien te lastima. Si el amor es “la alegría de que existas”, ¿Cómo destruirte sin destruirme?

 Krishnamurti decía que “el amor conlleva su propia disciplina”. Cuando amamos de verdad no necesitamos tanto esfuerzo para que ágape se haga presente. El amor aliviana la carga de las exigencias o al menos las transforma y les confiere un sentido de responsabilidad indolora.

Al amor no lo definen los deberes, nadie ama por obligación. El amor implica su propia disciplina, bastaría con amar. Savater lo expresa así:
“donde el amor se instaura, sobra la ética y deja de tener sentido la virtud. Los objetivos de la virtud, como son conseguir valor, generosidad, humanidad, solidaridad, justicia, lo logra el amor sin proponérselo siquiera, sin esfuerzo ni disciplina”

Recordemos a Spinoza cuando dice que no amamos una cosa o a alguien porque sea amable, sino que la consideramos amable porque la amamos. El amor esta primero, el amor otorga el valor, el amor ágapico desplaza la moral, es decir, necesitamos la moral porque no sabemos amar. Lo anterior no implica que podamos tener ataques de egoísmos. El amor nos cuida, para que podamos cuidar. El hándicap, es la amnesia de los enamorados.

Cuando el amor se das con madurez, el proceso afectivo se hace más cómodo, los sacrificios dejan de serlo y la generosidad desplaza al ego. El amor deja de doler, el sufrimiento adquiere un significado más próximo a la compasión.

El amor conlleva su propia disciplina, que en realidad no es disciplina, sino “virtud afectuosa”. Cuando el ágape me lleva de la mano, la dulzura no tardara en llegar y es tan fácil querer bien y tan sencillo de acariciarse.

Bibliografía
 Ama y no sufras. Walter Riso. 2003. Norma   


Dentro del amor al igual que dentro de todos los ámbitos hay reglas que se tienen que cumplir, en el amor sobre todo hay que establecerlas y tenerlas en claro ya que el amor se debe de respetar a la otra persona por igual, y se debe de tratar al otro de la misma manera en que queremos ser tratados es por ello que dentro del amor se deben establecer límites claros y no hacer que se haga difícil sino que el amor con esos límites sea de delicia para ambos y que mediante ellos se pueda llegar a un amor donde exista el compromiso, amistad y la complicidad entre esas dos personas que conviven juntas y comparten su tiempo, es de esa forma que el amor tampoco se debe tener por obligación sino por amor , por ese sentimiento que existe en ti y se refleja en el trato hacia la persona amada.       

domingo, 6 de octubre de 2013

Dulzura y no violencia

Respetarte es saber leer tus “no”, tus inseguridades, reconocerlas de manera horizontal y no vertical, hacerlas mías sin contagiarme. Es ser exacto y cuidadoso en mis aproximaciones, para no aplastarte con mi ego ni lastimarte con mi indiferencia. Amarte es ablandarte el corazón.

¿Qué es Ágape?
Es el amor desinteresado, la ternura, la delicadeza, la no violencia. No es el YO erótico que arrasa con todo, ni el YO Y TÚ del amor amistoso, sino el amor: de entrega: el TÚ puro y descarnado. Es la dimensión más limpia del amor, es la benevolencia sin contaminaciones egoístas.

Una relación afectiva debe de ser pacifica rechazando todo tipo de agresión injustificada ya sea verbal o física. Se entiende como justificada, cualquier agresión violenta que no sea en defensa propia.
Las características de una amor no violento es renunciar al poder para evitar herir a la persona amada.

Ágape implica replegarse, retroceder un poco para no molestar ni aplastar al otro.
Aceptemos que no es fácil abandonar la prepotencia y adherir sin condiciones a la debilidad o al dolor de la persona amada, sobre todo en una cultura en la que el poder es un valor; pero no puede amor sin delicadeza. Transitar por los caminos de ágape es negarse a ser amo o verdugo de la persona amada. No hay Amor  si hay abuso de poder, el amor es lo contrario a la fuerza que se impone, es lo que se enfrenta a la crueldad. Si Eros es la confirmación del “yo”, el ágape es el “yo” que se repliega, que se retira por amor.

Sin ágape ninguna relación funciona porque la insensibilidad de alguna manera genera desamor. La emoción  que se siente ante la indiferencia no es la ira del despecho, ni la angustia de la infidelidad sino la desilusión.

Si la persona que queremos nos pide cariño y apoyo, ¿por qué no acceder a sus pedidos, si hay amor? ¿Qué razones podría haber para negarle el afecto a la persona que amamos? No se habla de ser demasiado condescendiente, aunque a veces también se puede ser, sino que reconocer como valederas y legítimas las necesidades de la otra persona apropiarse de ellas y colaborar.

La ausencia de ágape es manifestada en el maltrato físico; en muchas ocasiones el golpe más sutil y menos dramático, pero igualmente doloroso. ¿Cuantas veces de manera egoísta le generamos malestar a la persona amada o intentamos imponer nuestra supremacía aún a sabiendas que no es lo correcto? Es porque nuestro amor está contaminado de omnipotencia.
¿Qué hacer para no lastimar ni agobiar al ser amado? Dos alternativas:
·         Atención despierta (escuchar con cada célula de mi cuerpo)
·         Disponibilidad atenta (estar dispuesto a colaborar con toda mi energía).

No siempre evaluamos el impacto que nuestros actos tienen. Hacerlo implica descubrirnos en el terreno de las debilidades. Es la flexibilidad del amor que se despoja de la soberbia. Es muy fácil luchar por el poder, imponerse, es fácil engordar el ego, sin embargo, es más fácil entregar las armas pudiéndose ganar la batalla, recogerse y apaciguar el instinto de supervivencia. ¿Por qué hacerlo?:
·         Por puro amor y porque si.

Ágape significa buen trato, miramiento, asistencia, esmero en el contacto físico. Ágape es el conjunto de caricias bien distribuidas. La rudeza se opone al cariño. Aunque Eros se modera en el ágape, nada se opone de la sexualidad al amor desinteresado. Puede haber sexo agárico, sexo cariño, apacible, dócil, sexo de entrega, sexo sin disputa, dos debilidades enredadas, tan expuestas como se pueda. Es el riego del amor, cuando el animal se humaniza.

Ágape es la expresión más elaborada del afecto positivo, es una expresión natural del amor que se hace consiente de sí mismo en la benevolencia: Besar, abrazar, rascar, sobar, peinar, vestir, acurrucar, alimentar, susurrar, arrullar, cargar, sonreír.
Los cuidados intensivos del amor sin tanta urgencia.

No solo te deseo, no solo me alegra tu compañía, sino que me nace cuidarte, con sosiego, sin obsesión, sin apego.

Bibliografía
Ama y no sufras. Walter Riso. 2003. Norma


Es importante que el respeto exista en cada una de la parejas, de alguna forma eso se ha ido extinguiendo con los años o con el tiempo ya que no existe un amor dedicado ni un amor mutuo es por ello que de alguna manera ya no hay relaciones en las cuales todo se vuelve monótono y donde de alguna forma lo utilizan como escusa para ejercer una violencia, pero por ello se puede ver que no se necesita la  violencia para demostrar el amor que se siente, no se necesita que alguna persona se sienta dueña de la otra es algo que no incluye el amor es algo tan absurdo pensar que una persona que te domina quiere estar a tu lado y te puede amar es algo que no es concebido sino que de alguna manera acaba con tu vida, el amor delicado y dedicado es el único que una persona debe desear y que tiene el derecho de tenerlo es por ello que no es sano la obsesión o el apego hacia el ser amado porque eso de alguna manera puede causar un problema serio no solo en la relación sino también en partes de los involucrados es por ello que ágape nos muestra un amor cariñoso, un amor dado a la entrega mutua sin llegar a codepender de la otra persona. La entrega debe ser mutua, al igual que el amor.